Por Santiago Izquierdo. Cronista de San Sebastián de los Reyes. Fue Secretario del Hogar Cultural y Deportivo.
Corría el año 1963 cuando, como suele ocurrir y además es lo
más normal y natural en la juventud, esta estuviese inquieta por realizar
actividades tanto deportivas como culturales.
En nuestra localidad aún quedaba el poso de una juventud
anterior a la nuestra, que había desarrollado dentro de sus posibilidades de
posguerra, una serie de actividades en el sentido anteriormente expuesto.
Miembros del Hogar en los años 60 del pasado siglo XX. |
Esos antecedentes empiezan en los años cincuenta del pasado
siglo con la llegada de Eduardo San Nicolás, al que siempre recordaremos por
haber llevado a este pueblo a la cima de la tauromaquia, principal artífice de
la fama de que hoy gozan nuestros célebres encierros y corridas de toros, que
últimamente no brillan con el esplendor que a todos nos gustaría, y no lo
achaquemos todo al “latiguillo” de la crisis. El que luego sería alcalde hasta 1961 también
contribuyó a potenciar el arraigo futbolero que ya existía en nuestro pueblo
desde los años veinte, como tenemos documentado en fotos en el Archivo Municipal, y creó un equipo al que denominaron el Club Farmacia, en
consonancia de que su sede radicaba en la botica que él regentaba.
Como os decía, esta juventud necesitaba desarrollar sus
aficiones, tanto culturales, sociales y deportivas, y en esta tesitura surgió
un personaje providencial para encauzar y animar a que ese grupo de jóvenes
materializasen sus anhelos. Esta persona no fue otra que José Luis Gámir, que
acababa de llegar a la
localidad. Con su arrolladora personalidad y sencillez pronto
se ganó la confianza de un gran número de jóvenes, y en general de todos los
vecinos de la localidad.
Aquellos muchachos que habían militado en el Club Farmacia,
pronto vieron en José Luis su tabla de salvación para seguir practicando su
deporte favorito: el fútbol. Lo primero que se hizo fue inscribir el equipo de
fútbol en una competición amateur, y se eligió la liga que organizaba Educación
y Descanso.
La equipación del Sanse
Entonces se contaba con las viejas camisetas del Farmacia,
pero estaban ya muy deterioradas, ¡Aún las recuerdo: eran rojas con una raya
azul inclinada y se abotonaban por el pecho!. No se cómo pero José Luis
consiguió una subvención para adquirir camisetas nuevas; el bono era para una
tienda de deportes que estaba junto al cine Barceló, en Madrid. Cuando llegamos
nos dieron a elegir las clásicas blancas, azules, verdes…, pero había unas que
nos llamaron pronto la atención: eran blancas con una franja roja en el pecho,
y esas elegimos. Pensamos “son como las del Elche”, pero las suyas tienen la
franja verde y como las del Rayo Vallecano, que también tienen franja roja,
aunque inclinada.
De allí salimos con camisetas, medias y seguramente un
balón…, pero las botas se las tenía que agenciar cada componente del equipo.
Esa equipación ha perdurado en el tiempo, pues sigue siendo la del Sanse. Os contaré como
anécdota que estos colores son los que se eligieron años después para
institucionalizar la Bandera de nuestro pueblo.
Los veteranos
Este primer equipo ya “serio” estaba formado por algunos
“supervivientes” del Farmacia como eran Lolo Valdeavero, Pepe y Lolo Fernández,
los “gallegos”, Gildo Olivares, Ángel “conejo”, Paquito “el alcalde” y quizás
algún otro que no me viene a la
memoria. Quiero recordar que este nuevo equipo estaba formado,
entre otros, por Lolo Canales, Agustín “pirata”, y su hermano Angelín, Lolo y
Fernando “los pasteleros”, Gabriel Izquierdo, Fernando del Campo, Cirilo
Hernández, “Chapiri”, Toñín Valdeavero, de portero, y también estaban Pepe “el
baila”, “Goyín”, Ramón Sanz ,
Cándido, Sixto, Goyo Guillén, Andrés “el rayo”, José Luis “viruta”, Claudio
Chicote, “Chelín”, José Luis Cabrero, Enrique Seivánez, Santiago “Cabito”,
Manolo Arce, Antonio Marina, José Alberto y algunos otros que ahora no recuerdo
y a los que pido disculpas. El entrenador era Alfredo. Años más tarde este
equipo se federaría como Unión Deportiva San Sebastián de los Reyes, pero no
olvidemos que estoy refiriéndome al nacimiento del Sanse.
Me gustaría recordar a muchos amigos que también fueron
decisivos en que esta aventura fructificase, muchos desgraciadamente ya no
están como Antonio “el longuis”, Paco Alonso “jarana”, Lolo Cabrero Pereira y
otros más. Afortunadamente aún contamos con Candelas Hernández y su hermano
Cirilo, y disculparme los que me dejo en el tintero.
El campo del arroyo
Como curiosidad deciros que el campo de fútbol estaba junto
al arroyo que nos separaba de Alcobendas, hoy la Avenida de España, donde está
en la actualidad la Galería
Los Reyes. La mejor grada era la que estaba junto a la
carretera (calle Real), pues los frondosos árboles nos cobijaban de la
calorina. ¿Los vestuarios de los equipos?. Estaban en la trastienda del Bar “La
Terraza”, donde hay ahora una chocolatería. Lo que nos aguantaban y ayudaban:
Colás Colmenar y su mujer Tomasa. El árbitro se vestía en el piso de José Luis
Gámir, en la casa es la que está marcada con el número 19 de la calle Real. Mi más
cariñoso recuerdo para Pili Ruiz, su mujer.
En el aspecto deportivo ya se estaba ganando una “batalla”
con el equipo de fútbol. Hubo un conato de intentarlo con el baloncesto, pero
no terminó de cuajar; de ello saben mucho algunos de sus componentes: el actual
alcalde Manuel Ángel, Venancio, Laureano, Javi, Fernando, Pablo, Rafa García,
José Antonio “milindres”, Naranjo, Paco “foro”,….
Esta actividad cumplía con las expectativas de algunos
jóvenes como he mencionado, y por tanto a todos los amantes del deporte, pues
pronto se creó un importante grupo de aficionados que acompañaban y arropaban
al equipo a sus desplazamientos. Éstas eran otras aventuras, pues se iba la
mayoría de las veces en el transporte público, y a donde éste no llegaba se
alquilaba a “escote” el pequeño autobús de Avelino. Ah! ¡y el gasto del arbitraje
también lo pagábamos entre todos!: jugadores y directivos. ¡Qué tiempos!,
recordándolo no quisiera parecerme al Abuelo
Cebolleta.
La tradición teatral
Aparte del deporte, otros jóvenes también tenían otras
inquietudes artísticas y musicales, y había que satisfacerlas. De siempre nuestra localidad había dado rienda suelta a su
gran afición por el teatro; recuerdo que doña Esperanza Abad guardaba
celosamente algunos programas en que se anunciaban actividades culturales de
finales del siglo XIX en las que intervenían sus tíos Manuel y Agustín Giménez
Frutos -este último fue Registrador de la Propiedad de León-, Manuel Montes,
Leandro Díaz, que como recordatorio traeré a colación que a mediados del XVII
ya se hacían representaciones teatrales y comedias durante las fiestas del
Cristo de los Remedios.
También me consta que en el primer tercio del siglo XX se
continuó con esta tradición artística. Destacaré las obras que representaron
como protagonistas Julia Esteban y Juan de la Puerta, y les secundaban el tío
Agustín Sanz, Cruz Frutos, Juan José Muñoz, y su prima Elisa Muñoz, Visita
Navacerrada, Martín y Lope Tato y un largo etcétera que los más mayores del
lugar habrán oído hablar de ellos a sus padres.
Este quehacer artístico tuvo continuidad como decía anteriormente
en la posguerra, a los que muchos hemos llegado a conocer y aún por suerte
siguen entre nosotros varios de ellos. Estoy recordando a Mariano Valdeavero, a
su mujer Gloria Esteban ,
Queta Aguado y su hermano Manolo, Laureano Navacerrada, Marisa y Mercedes de la
Puerta, Fernando Armendáriz, Marifé Caballero y un extenso etcétera.
Y en esa llegó otra oleada de aficionados a las tablas y que
pronto se unieron a ese Hogar Cultural y Deportivo que había fundado José Luis
Gámir con el tio Pepe “el cuadrado” y algunos atrevidos -como es mi caso- que
les secundábamos.
Nuevos cómicos
Entre estos nuevos “valores” de la escena local tendré que
recordar algunos. Me es imposible mencionar a todos, que me disculpen los no
citados. ¡Como no!, allí estaban Mari Val Tato, Tina Sanz, Marina Esteban, Loli
Navacerrada Siguero, Pilar Navacerrada Carcajona, Pilar Navacerrada Sanz,
Cristina Sanz, Antonia Sanz, Mari Carmen Esteban, Paquita Tato, Mari Carmen
González, Angelita Pérez, entre las damas, y por los chicos Valentín Cañeque,
José Rojo, León García, Marcos Sanz, Luciano Porras, Pepe “el baila”, Angelín
Fernández, Ramón Sanz, Víctor Matías, Salva Peláez y algunos más, entre ellos un despistado que escribe estas líneas. La
dirección se la dejábamos a Carlos Enises, Lolo Navacerrada y Adolfo Carreto.
La peluquera era Lauri Esteban. El maquillaje corría a cargo de Fina Olivares. El
puesto de apuntadora lo ejercía nuestra querida y nunca olvidada Mari Pili Sanz
Muñoz. ¡Ah! Y en el atrezzo nos ayudaban numerosos vecinos prestándonos sus
muebles. La iluminación estaba en manos del señor Manolo, el alguacil.
El amor a la música
En este año 1963 ya teníamos asentados los dos pilares
propuestos: el cultural y el deportivo, pero nuestros jóvenes tenían aún más
inquietudes, principalmente una muy arraigada en nuestro pueblo era la musical
y ¡¡claro que se llevó a término¡¡, se creó una rondalla, y como nuestros
jóvenes eran muy polifacéticos, algunos sacaban tiempo de jugar al fútbol,
ensayar teatro y pertenecer a la rondalla, como Ángel Fernández, Ramón Sanz,
Toñín Valdeavero. Otros hacían doblete como Luciano Porras, Víctor Matías, Luis
Ruiz y Salva Peláez. Entre los asiduos a esta tuna recordaremos a Tomás
Colmenar, Vicente Navacerrada Valdeavero, Fidel Núñez, y puede que alguno más.
El benjamín era Vicente Navacerrada Martín “pelorroto” y el toque femenino lo
ponía Loli Navacerrada. Se contaba con la dirección musical de don Juan López
Marín, el médico de tantos años en esta localidad, y la colaboración de la
madre de Víctor, Antonia Sánchez, que les confeccionó los trajes de “tunos”.
Bailes tradicionales
La cuarta pata fue el grupo de danzas y bailes tradicionales
castellanos que tan magistralmente dirigía Pablo Peláez. También quiero
recordar que actuaban Toñi y Paqui Pascual, Conchita Díaz, Consuelo y Andrés
Berzal, Ana Sevilla, Fernando “el pastelero”, Vicente Elvira, Juanito López,
Julio Umbría, Luis Ruiz, Víctor Mínguez y
Salva Peláez, que estaba metido en todos los charcos. Mil disculpas para los no citados.
No quiero alargarme mucho más; tan solo recordar que fueron
numerosas las actuaciones y eventos en que participaron nuestros jóvenes del
teatro, de la rondalla y de los bailes tradicionales y no sólo en nuestra
localidad, sino también fuera de ella. Los de la farándula hicieron dos
representaciones en concurso en el Teatro Marquina de Madrid.
Éxitos deportivos
En cuanto al Sanse consiguió varios triunfos en los
campeonatos de Educación y Descanso. Posteriormente se pasó a partidos
regionales, una vez que el equipo fue federado. Otro éxito de aquella directiva
del Hogar fue la construcción del campo
actual de Matapiñonera. Hubo que buscar muchas ayudas, pero se consiguió y aquí
recordar la cesión del terreno que hicieron José Hernández y Gabriel Izquierdo.
Posteriormente el campo fue municipalizado.
Y ahí hemos tenido a nuestro querido Sanse competiendo en la
Segunda División B del fútbol nacional. Cuantos al leer estas líneas sentirán
añoranza de aquella época en que acarreábamos la cesta con la equipación en
autobuses y metro y cada uno se pagaba su billete; de verdad que un ¡hurra¡ por
aquel equipo, esa era afición de primera división y de champions league.
Aún recordamos los encuentros con el Perkins y el Hauser y
Menet y la trifulca que se formó con éste último en el Parque Sindical. Como
anécdota deciros que el campo del San Agustín, en el Barrio de Entrevías,
estaba junto a un descampado que servía de retrete a muchos de los vecinos, lo
que suponía otro espectáculo, además del deportivo.
La “prensa”
Queríamos dar a conocer nuestras actividades y para ello no
valíamos de los pocos medios a nuestro alcance, que consistían en una
multicopista que tenía el Ayuntamiento.
La primera “revista” fue de corta vida, pues al tercer número nos
clausuraron la multicopista, pues cometimos la osadía de hacer una “sana
crítica” a la corporación.
Posteriormente editamos “Sanse
adelante”, “En Marcha” y “Sanse”, en las que dábamos las noticias
de nuestro Hogar. En este último aparecen noticias no sólo de fútbol sino
también de baloncesto, ajedrez, ciclismo, atletismo, etc., pues ya hacíamos de
todo un poco. Otro éxito de aquellos directivos fue crear el germen de la Unión
Ciclista. Para ello se contó, y la verdad que no hubo que insistir mucho, con
Ángel y Lolo Cabrero, Lolo “cacharrero”, Luis Sanz y quizás algún otro que
ahora no recuerdo, para que pusieran en marcha de nuevo su gran pasión: el
ciclismo. Este deporte fue y sigue siendo una de las mayores aficiones que han
tenido los jóvenes de nuestro pueblo. Por cierto, que se contó con el
entusiasmo de Pilar Buenache para que todo esto llegase a buen puerto.
De sede en sede
¿Dónde nos reuníamos?. Esa fue otra aventura, el contar con
una sede. La primera la tuvimos en la calle Doctor Fleming, en un bloque de la
Fuentesanta. De allí nos tuvimos que ir porque no teníamos un duro para
pagarla; pasamos después por la calle Higueras y, por último, nuestro ángel
protector, Esperanza Abad, nos cedió gratuitamente una casita en la calle
Postas. Allí se ensayaba el teatro y los bailes, y se llevaba la “contabilidad”
de los socios. Era nuestro refugio para soñar con nuevas metas.
Las obras de teatro las representamos en diversos escenarios;
la verdad que donde se podía y es de agradecer las facilidades que siempre nos
dieron sus propietarios. Se hicieron representaciones en el recientemente
desaparecido Cine Siracusa (calle Real c/v a Pedro Colmenar), en el salón de
baile de la calle del Viento, en el de la Avenida (María Santos Colmenar), Cine
Régium y Cine Navacerrada y anteriormente se hacían en el Baile del Tío Mena.
En el Archivo Municipal se conservan algunos programas de varias obras de
teatro como “La locura de Don Juan”,
“Manda tu madre a Sevilla”, “La Herencia”, “La llave en el desván”, etc.
Desde aquí os animo e insto a que si tenéis otros programas o fotografías los
depositéis en el Archivo, pues allí quedarán a disposición de futuras
generaciones.
¡¡Sanse, Sanse, Sanse¡¡
Este cariñoso diminutivo con que hoy conocemos y llamamos a
nuestra localidad viene de aquellos días, en que todo el pueblo estaba
entregado a nuestro equipo de fútbol al que llamábamos “el Sanse”, por aquello
de abreviar el nombre.
El pueblo estaba creciendo, ya estábamos a mediados de los
setenta, y con el diminutivo del equipo deportivo pasó a denominarse y
conocerse a toda una ciudad para siempre. Algo habría que agradecerles a
aquellos pioneros de principios de los sesenta por su contribución al bautizo
de todo un pueblo y dar sus colores a su bandera.
Tenemos que decir que en aquella época Sanse tenía poco más de 5.000 habitantes, hoy vamos
camino de los 85.000 y nos alegraría a los que aún resistimos de aquel Hogar
que estos nuevos sansebastianenses o “apodacas” nos recordasen como nosotros lo
hicimos con las generaciones que nos precedieron, pues ellos nos enseñaron
sobre todo algo muy hermoso: el amar las costumbres y tradiciones de esta hoy ya
gran ciudad.
El alma de todo esto que os estoy contando tiene un nombre
propio: José Luis Gámir Agudo, al que quizás no le hayamos agradecido lo
suficiente. Lo más importante de todo lo
que nos aportó con su amistad y entrega fue hacer pueblo feliz.
*"Cincuenta años ya del Hogar Cultural y Deportivo" se publicó originariamente en el libro de fiestas de la A.C. El Encierro, en agosto de 2013.
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