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jueves, 13 de abril de 2017

Ángel Elvira, El Cuquillo, nos dijo adiós a los 93 años

Ángel Elvira, "El Cuquillo", que fuera mayoral de La Tercera, falleció a los 93 años el pasado 8 de abril. Junto con el promotor de la plaza y ex alcalde, Eduardo San Nicolás, fallecido en  1988, y el doctor Jesús Gálvez, ahora jubilado, Ángel representaba la memoria taurina del coso de  Sanse, incluso de antes de construirse en 1961, cuando los festejos se celebraban en la plaza de la Constitución. Para volver a recordar a este personaje local,  la A.C. El Encierro nos ha cedido este articulo ya publicado en 2008.
Por Manuel Durán. Presidente de la A.C. El Encierro. (Publicado en el libro de esa asociación en el año 2008). En La Tercera hay una persona que podría describir año tras año desde su inauguración en 1961 todo lo acontecido en esta plaza de San Sebastián de los Reyes. Ello es cierto, pero no es toda la verdad, porque también podría contar muchas cosas de la otra plaza de los festejos taurinos, de los encierros, de lo que eran las fiestas en la Plaza del Pueblo.

Ángel Elvira en plaza del Ayuntamiento
durante los años 50 del pasado siglo
.
Ángel Elvira Díaz es un sansebastianense o apodaca desde la cepa. Nació el 4 de agosto de 1923, el año en que el general Primo de Rivera, con el permiso de Alfonso XIII, instauró una dictadura un tanto original en este país, aunque dictadura al fin y al cabo. Lo estábamos pasando muy mal con la interminable y nunca solucionada guerra de África. Se había sufrido el reciente desastre de Annual y el descalabro de Monte Arruit, donde nuestros soldados fueron diezmados y masacrados por Abd-el Krim y sus soldados. Dicen que esa fue una de las causas que el general tomara el poder. Se solucionaron unas cosas, pero en otras todos los españoles perdían. En San Sebastián de los Reyes, por su término municipal pasaba la famosa carretera de Francia. Esos adoquines de los que aún algunos nos acordamos fueron colocados en esa época precisamente. Ese año precisamente vino al mundo Ángel, a quien por ser hijo de quien era, José Elvira Castaño, heredó el apodo de El tío Cuco o el Cuquillo, que a su vez ya se le llamaba a su abuelo, de igual nombre que su padre. Era una familia que desde siempre se habían dedicado a la agricultura y al campo. La caza, en consecuencia, no es una afición  que a Ángel le gustara solo  a él. También su abuelo fue muy especial para ello. Engañar o "jugarsela" a los guardas del monte era una obligación porque era una fórmula para llevar sustento extra a casa. Dicen que de esas actitudes, de lo cuco que era para conseguir lo que quería, viene el apodo de Cuquillo. Ya sabemos que en San Sebastián de los Reyes, en cuanto te descuidas tienes el apodo para toda la vida y no solo para la tuya sino para todos los miembros de tu familia, aunque aún no hubieran nacido. Por algo a sus habitantes se les llama apodacas. Ángel y su hermano Manolo asistieron siempre a los festejos de la plaza del pueblo y ahí comenzó su afición por los toros. Dicen que en la mili llegó a vestir un traje de luces con motivo de una fiesta o despedida que se hizo a algún amigo. 

Elvira con Antonio Bienvenida.
Como mayoral de la plaza comenzó el mismo año de su inauguración con las actividades que se desarrollan en una plaza de toros en la que no solo se atiende a los toros cuando llegan sino que aquí, en San Sebastián de los Reyes, el desembarque de los toros se realiza siempre, salvo las excepciones de festejos fuera de feria, en los corrales de suelta de el encierro. A lo largo de casi cincuenta años, Ángel Elvira atendía a los toros en los distintos corrales desde donde se soltaban para el encierro: los del Tío Cano, los que se dispusieron en el Palomar, y también los ubicados durante algunos años en la calle María Santos Colmenar y posteriormente en Payaso Eduardini. En los nuevos y modernos corrales de suelta de la calle Cristo de los Remedios también se ha movido, pero ya sus condiciones físicas no le permitieron actuar como a él siempre le gustaba. Durante algunos años, en las labores de los corrales le ha ayudado la familia Rico y en la actualidad Andrés Tirado es el mayoral que se ocupa de forma oficial de estas actividades tanto en los corrales de suelta como en los de la plaza. Eso si, ayudado por los nietos de Ángel y por otros amigos y aficionados de San Sebastián de los Reyes.

Con José Tomás en 2003
Y como decíamos más arriba, de forma oficial todo lo que tenía relación con el ganado bravo en la Tercera pasaba por sus manos, pero ya antes también era así y siempre estaba en los corrales de la plaza del pueblo organizando y moviendo los animales cuando se realizaban los festejos taurinos por las fiestas de agosto.  Son muchos los que saben que mientras se desarrollaban las capeas en la plaza, en los corrales, con las vacas que ya habían sido toreadas, Ángel se atrevía a torearlas. Él mismo ha contado que era una ventaja que se levantara tanta polvareda en esos corrales, porque así ni su valor sufría, ni era fácil que la vaca lo cogiera, ya que era casi imposible ver nada. En esta plaza se le puede ver en algunas fotografías siempre en el ruedo, ayudado a los toreros o a los aficionados en las capeas. De un encierro en esta plaza se escapó un novillo durante una mañana y el animal buscando la querencia de los prados de donde venía tiró hacia el río, que aquellos días venía crecido por una serie de tormentas que se habían producido los días anteriores. El novillo, de Gumersindo Llorente, había pasado el agua, pero Ángel junto con otros perseguidores no veían tan fácil cruzarlo. Al final, le guardaron la ropa y casi desnudo lo cruzó y al otro lado del río, con "el Zamorano" un novillero de Alcobendas pudieron sujetar en el suelo al propio novillo como Ursus  en Quo Vadis, después de darle unos mantazos a modo de capotazos. Con la ayuda de los amigos y vecinos que habían ido tras el animal, lo pudieron subir al camión de Pepito el Gallego y llegar a la plaza donde aún había un novillo sin encerrar, por lo que todavía duró hasta el mediodía el encierro junto con la capea consiguiente que cada día de fiesta amenizaba las mañanas del pueblo.

Toro huido
También nos contó que en una ocasión, ya en la plaza nueva, otro toro se escapó durante el encierro y fue hacia la actual dehesa boyal, entrando en la misma por el primer portillo que encontró abierto, que era la entrada hacia la casa del guarda. La mujer de éste se encontraba haciendo calceta junto a la valla, en la sombra, y de repente vio pasar al toro, pero afortunadamente no hizo por ella. Después, pudieron acorralarlo, sacarlo  y de nuevo llevarlo a la plaza.

Con Eduardo San Nicolás, con gafas oscuras.
Dicen quienes están cercanos a él, que ya no es el mismo, que ha perdido facultades. Claro, cómo no, alguna habrá perdido. Ya no se puede mover como se movía. Nos cuenta que  ¡sus piernas, que si no fuera por ellas. Que son muchos años!, como queriendo justificar que no nos siga al paso que a él nos gustaría. No obstante ahí está cada día de corrida y cada día que no es de corrida. Las dependencias de La Tercera son su hogar. A Cualquier hora que pases o vayas a la plaza Ángel está allí. -Sin duda sus recuerdos se tienen que agolpar en la memoria y no parece que no quiere alejarse de la plaza por si fuera a perderlos. En ella se le homenajeó hace unos años por la Federación de Peñas de San Sebastián de los Reyes.

Anécdotas
A lo largo de estos años las anécdotas acumuladas y las experiencias vividas entre estos corrales son muchas. Nos hemos enterado que una de las vacas que se soltaban para el encierro hace ya algunos años salió al ruedo con un hombre colgado de sus pitones. Era Ángel, que mientras estaba abriendo y cerrando puertas la vaca pasó por allí camino de la plaza y lo prendió de la camisa, paseándolo por el ruedo. Es famosa su caída al pasillo de los chiqueros durante las labores de apartado y aunque intentó encerrarse en uno de los toriles para que el toro que en esos momentos se encontraba preparado para ser enchiquerado entrara, éste lo vio y con un derrote a la puerta entró en el toril con él. Acurrucado en un rincón, sin luz, aunque el toro tiró derrotes no consiguió cornearle, pero si lo dejó embadurnado con una buena colección de babas. Su presencia en el reconocimiento, apartado y enchiquerado ha sido constante y fiel durante todos los festejos de La Tercera. Él y su hermano Manolo se bastaban para mover los toros de un corral de reconocimiento a otro, para que los responsables de las cuadrillas eligieran los toros y pudieran hacer los lotes. Una vez hecho el sorteo, al toril correspondiente, con una prestancia, técnica y diligencia envidiables.  En una corrida en la que el diestro Paco Alcalde lidió seis toros como único espada en La Tercera, uno de los toros dio tal brinco mientras se abrían y cerraban puertas que llego a enganchar a Ángel y romperle el pantalón. Su discreción y seriedad están a prueba de cualquier comentario de los muchos que entre los profesionales, veterinarios y presidentes de la plaza se podían producir durante estas  tareas.
Con su nieto Roberto Ferrero
Su afición por la caza y por consiguiente su amor por los animales le han llevado a cuidar en los corrales, además de algún novillo que se quedaba de una temporada para otra al no poder lidiarse -bien por ser devuelto o haber estado como sobrero- de especies que nada tienen que ver con la tauromaquia. Así le hemos visto en alguna fotografía cuidando un águila o un ciervo que comían en su mano. También fue famoso el perro "Huelga" que estaba enseñado para mover el ganado bravo en los corrales y por ello en más de una ocasión saltó al ruedo para devolver a los corrales algún toro remiso de hacerlo. Ángel lo utilizaba sobre todo en el desembarco de las reses. Como después del desencajonamiento de los dos primeros toros es cuando más peligro hay de que se acometan y peleen, pudiendo estropearse o dañarse par la lidia, en ese momento entraba ebn accón "Huelga", que no los dejaba moverse.

Los toros de Araúz de Robles que en 2005 saltaron al callejón, la cadena de tv Antena 3 difundió esas imágenes por todo el mundo, y el consiguiente lío que allí originaron aconsejaron a la familia y al propio Ángel que ya estaba bien de estar al pie del cañón y que debía ver los toros desde la barrera.  

En la actualidad, Ángel Elvira, aunque ya no se mueve entre los corrales, ya no da órdenes ni tiene que sacrificar los toros y las vacas que por reglamento no pueden ya volver a salir a la plaza, su presencia y su mirada parece indicarnos e indicar a todos quienes lo vemos por el patio, por el remozado patio de La Tercera, que todo lo que sucede él lo conoce y da su visto bueno.., pero que si no fuera por sus piernas allí estaría, al pie del cañón.

Nota. Las fotos  pertenecen a la familia de Ángel Elvira y fueron facilitadas a Manuel Durán para ilustrar su artículo. 

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